[Torneo] Natsumi_Tachikawa vs Marcos LeMarc

Que gane el mejor ^^

El sol apenas comenzaba a salir y a iluminar el cielo que, hasta este momento, había permanecido en plena oscuridad. Un frío viento removía mis cabellos, como así también, las copas de los árboles que perdían alguna que otra hoja por ello. A lo lejos podía escucharse los primeros cantos de las aves que poco a poco despertaban de su profundo sueño. Fuera de ello, el silencio predominaba, puesto que no podía escucharse, aún, el sonido de las personas del distrito cerca de esta región. Posiblemente, esto se debía a que aún era demasiado temprano para que cualquier persona saliera de la cálida y confortable sensación que su cama le brindaba.
Me encontraba apoyada sobre el tronco de un árbol de tamaño casi colosal, inmóvil, con los brazos cruzados y, los ojos cerrados. Intentaba disfrutar de todas las sensaciones que la naturaleza brindaba y de aprovechar el poco tiempo de tranquilidad que tenía y, que pronto, se vería interrumpido.
El aire puro que se respiraba en aquél sitio en comparación con el Seireitei, la mayoría de los distritos del Rukongai y, especialmente, con el mundo de los humanos, era algo difícil de creer. Podía sentir el leve aroma del suelo que aún permanecía húmedo a causa del rocío matutino.
Sentí como algo revoloteaba cerca mio y abrí los ojos con suavidad sólo para encontrarme con las coloridas alas de una pequeña mariposa. Azul, verde y amarillo, aquellos eran los colores que el pequeño insecto llevaba consigo. Extendí con lentitud mi brazo y permanecí quieta durante el tiempo suficiente para conseguir que la misma se posara sobre mi mano.
A lo lejos pudo comenzar a sentir como un reiatsu imponente se acercaba a donde me encontraba. La naturaleza, tan sabia como siempre, temía de aquél poder y buscaba alejarse del mismo. Unos pasos comenzaron a escucharse y los estos se sentían cada vez más cerca. La mariposa comenzó a volar y se alejó de allí a una increíble velocidad. La seguí con la mirada hasta que su figura desapareció de mi campo visual y, entonces, volví mi vista hacia el frente concentrándome en aquella persona a la que le pertenecía tanto poder.
Permanecí inmutable en mi sitio. No me alteré, ni mucho menos me posicioné para atacar o defender. Había estado varios años de mi vida como shinigami cerca de aquella persona, especialmente porque ambos compartíamos el mismo puesto en el seireitei, por lo que no me era difícil adivinar a quien pertenecía aquella presencia espiritual.

-Capitán de la onceava división, Marcos LeMarc- murmuré

LeMarc avanzaba a paso lentos por los descuidados distritos del Rukongai ante los primeros rayos de sol del día. Pelo blanco y ojos claros eran sus principales caracteristicas. Mirase por donde mirase era una vista algo deprimente, estaba acostumbrado a cosas así pero seguía sin ser agradable por lo que, tras meditarlo durante unos minutos, decidió marcharse del lugar aumentando el ritmo de sus pasos.

Su lento caminar le acabo llevando a un lugar que no recordaba haber visitado con anterioridad, un aire frío y lleno de pureza, una extraña sensación de humedad a cada paso debido a la humedad del suelo, un lugar que no parecía ser propiedad del Seireitei.

No pudo evitar sentirse relajado aunque tal estampa no era propia del capitán del 11º escuadrón pero, en esta ocasión, no pudo evitar sentirse libre de las ataduras de capitán durante unos instantes. Dirigió sus manos a la nuca en señal de relax mientras seguía avanzando hasta que, sin darse cuenta del momento en que había empezado, notó una presencia que le resultaba de lo mas familiar.

No era demasiado bueno a la hora de detectar Reiatsu e indicar a quien pertenecía pero aquel le era realmente conocido. Su curiosidad le hizo acercarse al foco de tal poder y, pese a encaminarse con dudas, logró llegar hasta la zona de donde provenía aquella fuerte sensación de poder.

- Vaya, vaya, vaya... - Enunció el peliblanco mientras mostraba una ligera sonrisa, quizás pudiese matar el aburrimiento durante unas horas pero aquella persona era una compañera, no podía lanzarse al ataque sin mas, antes debía cerciorarse de que la capitana tuviese deseos de luchar - ¿Qué tal se encuentra, capitana? - Preguntó el miembro del undécimo escuadrón mientras retiraba las manos de su nuca. Un cierto deje de amabilidad se dejó caer en la pregunta.

Sus ojos se abrieron y su sonrisa se afilo ligeramente, no era necesario hacer presentaciones, ambos se conocian y era bien sabido los gustos por combatir de Marcos.

La figura corpulenta del capitán apareció frente a mí. Observé como sus manos se encontraban apoyadas sobre su nuca, rozando contra sus blancos cabellos, en señal de relajación. Esto no me sorprendió en lo absoluto. La tranquilidad que se podía respirar en este lugar era única y transmitía una paz que, incluso, alguien como él, podía sentir. Sin embargo, conocía a LeMarc lo suficiente para saber que era una persona que aborrecía la calma, especialmente si esta permanecía demasiado tiempo junto a él y también, era conciente de que su aparición no era casual. Su capacidad para detectar el reiatsu de la gente era muy débil, pero mis poderes, hasta ahora, habían mantenido un nivel en el que, incluso, un inexperto shinigami raso podía sentir.
LeMarc me saludó y me preguntó como me encontraba mientras quitaba sus manos de la parte superior de su cuello. Su tono de voz era afable y su expresión también. Luego de ello, abrió sus claros ojos celestes y sonrió de una forma en que confirmé cuales eran sus intenciones al venir a este lugar.
Cerré los ojos por breves segundos y suspiré con un poco de resignación. Sabía que tarde o temprano, por algún motivo u otro, este momento de relajación se vería interrumpido, aunque jamás me había imaginado que sería para iniciar un enfrentamiento con alguien de mi propio bando. Dejé de apoyar todo mi peso sobre aquél tronco para poder pararme firmemente y abrí mis ojos, observando nuevamente al shinigami que se encontraba frente a mí.

-El hecho de que ambos nos encontremos en este sitio no es azaroso ¿no es así?- le cuestioné con aquél tono de voz frío y distante que usaba siempre con las personas.

No había respondido a su pregunta que tan amablemente había formulado, pero esto se debía a que era una persona que, si bien me agradaban las formalidades, detestaba no ir directamente al asunto a tratar.
Con mi mirada escudriñé sus facciones, notando cada una de sus reacciones, sólo para cerciorarme de que mis sospechas respecto a los motivos de su llegada eran las correctas. Di unos poco pasos hacia delante, acercándome un poco más a dónde él estaba.

-Le preguntaría sus razones para estar a aquí, pero creo que ambos conocemos la respuesta a ello…- dije mientras tomaba con una de mis manos la parte superior de la funda de mi espada.

Pensando las cosas con detenimiento, un enfrentamiento contra el capitán del décimo primer escuadrón sería mucho más provechoso que un entrenamiento diario con las estáticas rocas y ramas de los árboles.

La capitana Natsumi respondió ante los gestos y palabras con los suyos propios reconociendo perfectamente cuales eran las intenciones del capitán del undécimo escuadrón. Su sonrisa se torno mas afilada durante unos instantes ante las últimas palabras de la capitana y no pudo evitar mostrarse satisfecho.

Retrocedió varios pasos de forma cauta y calmada mientras dirigía su mano derecha a la empuñadura de su acer Ragnarok - Veo que me estoy volviendo una persona precedible... - Afirmó el peliblanco con cierto tono sarcástico en su voz, no quería ofender a su compañera pero su carácter era así y ya era demasiado tarde para cambiar.

Desenvainó su Zampakutou con gesto lento a la vez que pronunciaba las palabras de liberación de su Shikai - Surca los mares del cielo, ven a mi Valkiria - con un tono de voz calmado, realmente no parecía que estaba a punto de tener un combate.

Al momento que el filo fue empuñado hacía el frente un aura de colores azul y blanco la rodeo por completo para luego esparcirse en polvo blanco y formar un remolino en torno a la mano izquierda de Marcos. Valkiria hizo acto de presencia y el que fuese llamada a tan temprana altura era una prueba de que no pensaba subestimar a su contrincante.

No atacó, esperó hasta que su adversaria se preparase pero mientras hizo lo que mas acostumbraba a hacer. El aire empezó a acumularse en torno a sus dos espadas y en torno a su cuerpo, sobre todo en sus manos y en sus pies. Alrededor de su cuerpo un pequeño aparazón de aire en centrifugado y en torno a sus pies y manos dos corrientes de aire que seguían la dirección del viento, dandole mayor velocidad al joven de ojos azules.

LeMarc se detuvo unos instantes a contemplar el entorno, viendo que elementos podían contribuir a sus movimientos y cual entorpecerlos. El ambiente no parecía malo, las praderas solían ser ecosistemas ricos en oxigeno y otros componentes pero, por desgracia suya, no era seguro que solo aquel lugar le proporcionase ventajas tacticas a el. Podía parecer un mero guerrero que solo sabía agitar la espada pero el no era así, sabía que la victoria no era determiada solo por la fuerza, si no por la astucia de quien la emplea.


Off:

Shugi no Kaze (Doctrina del viento)
Marcos adopta un clásico estilo de combate basado en movimientos muy ágiles y precisos con movimientos bastante rápidos. Este se basa en concentrar aire en los pies y manos de Marcos dándole una mayor ligereza y velocidad. No necesita ser pronunciada.

Su sonrisa se acentuó mostrando su satisfacción ante mis palabras. Retrocedió algunos pasos mientras que, tomando el mango de su zampakutoh, comentaba que se estaba volviendo una persona predecible. Sonreí levemente con cierta ironía ante sus palabras sarcásticas. Lo cierto es que, pasado demasiado tiempo juntos, todas las personas se volvían predecibles, incluso yo misma. Además, el hecho de ser una persona bastante perceptible y atenta a mi alrededor, hacía de aquello algo mucho más simple.
Desenfundó su espada con una lentitud casi desesperante, pronunciando, al poco tiempo, la frase que liberaría los poderes de su arma. Su reiatsu incrementó de forma notable, dispersándose y volviéndose a reunir en su mano, tomando la forma de otra espada. No importaba cuantas veces lo viera, siempre me sorprendía con su shikai.
Desenfundé a Suzaku, a diferencia de LeMarc, de forma rápida y precisa. Momentos antes había observado el sitio, notando que, si bien había algunos árboles, los mismos, con excepción del que me había apoyado con anterioridad, no eran lo suficientemente frondosos para poder perjudicar la forma látigo de mi shikai.
Mi poder se elevó y un aura de color rosado me rodeó, comenzando a concentrarse, gran parte del mismo, en mi zampakutoh.

-Ikikaeru (Renace) Suzaku- pronuncié cerrando por un minuto los ojos.

Pese a haber liberado su forma, mi arma no cambió su aspecto en lo absoluto. Permaneció del mismo tono blanquecino de siempre y su figura se mantuvo igual.
Ambos habíamos decidido mostrar nuestras habilidades al comienzo de la batalla o, al menos, eso quería creer, de lo contrario, dudo que el capitán de la onceava división liberase su shikai. Aún así, incluso si el enfrentamiento nos llevara a utilizar nuestros bankai, tenía un as bajo mi manga que no mostraría a menos que sea necesario.
Mi habilidad para sentir los reaitsus de la gente era igual de buena que la de la mayoría de los capitanes del Seireitei y agradecía esto puesto que, en estos momentos, podía sentir como la fuerza de mi contrincante comenzaba a acumularse alrededor de sus brazos y piernas, así como también sobre sus espadas. Abrí mis ojos intentando enfocar la vista en aquellos puntos sin poder ver nada en particular. Su elemento es absolutamente incoloro y sólo puede sentirse, a diferencia del fuego que es fácil de percibir con los sentidos.
Sosteniendo mi espada con firmeza, adelanté mi pie izquierdo. Pese al imponente reiatsu que provenía de él, LeMarc no había hecho ningún movimiento aún. Al parecer esperaba a que yo fuera la primera en atacar, una vez terminara de prepararme. Ante eso no tenía otra opción que hacerlo o ambos nos quedarías estáticos para siempre. Tensé los músculos de mis piernas y brazos. Me incliné levemente hacia delante y utilicé la pierna que estaba adelantada para impulsarme hacia mi oponente. Levanté el filo de mi zampakutoh sólo para realizar un corte veloz y limpio una vez que estuve a escasos centímetros de él.

LeMarc adoptó un gesto serio, su posición se volvió en guardia ante las palabras - Ikikaeru (Renace) Suzaku - pronunciadas por la capitana Natsumi. Pese haber liberado su habilidades, la Zampakutou de la joven no cambió físicamente. Parecía estar analizandole en aquellos momentos en que ambos no actuaban y aquellos contrincantes eran los mas complicados de manejar. El viento de su cuerpo estaba extendido y sus armas ya almacenaban el aire del ambiente.

Sostuvo su acero con firmeza mientras adelantaba su pie izquierdo, Marcos se pudo percatar de tal acto por lo que si emprendía un ataque sería mas propicio que fuese iniciado por la izquierda gracias al
impulso de la pierna.

Sus cálculos no fueron del todo correctos pero tampoco erroneos. La capitana se lanzó al frente, era extraño pues un combate cuerpo acuerpo favorecía al Shinigami y, pese a saber que no podía tramar nada bueno, su orgullo superó su razon y no rechazó tal duelo.

Se inclinó levemente para liberar un veloz y limpio corte a escasos centimetros de el. La maniobra del peliblanco fue simple pero cambiando su tendencia. Ragnarok ejecutó la maniobra defensiva que consistió en un giro sobre su propio cuerpo para luego acompañar tal giro con un mandoble del acero de la diestra.

El giro otorgo mayor fuerza al movimiento que además fue imbuido con un giro de muñeca que le otorgó al ataque un mayor efecto penetrante. Ambos aceros se encaminaban a golpearse y la posición y movimientos de Lemarc eran realizados para cuando, el golpe fuese repelido, levantar la guardia. Valkiria estaba tambien a la defensa pero con cierto aire amenazador ya que en el filo del arma había acumulada una gran cantidad de aire.

Estaba recta y en cuanto Marcos trato de interponer su arma contra la de su adversaria, libero un doble ataque de viento. De Ragnarok emergerió una rafaga de caracter cortante en diagonal, desde la posición referente del ataque de su rival pero, cuando ambas armas chocasen provocaría que la rafaga se dividiese en dos.

Por parte de Valkiria sería liberado una rafaga con forma de cilindro alargado con punta perforante. Su posición era mas baja y su poder mas penetrante pero menos extendido. Ambos ataques serían liberados a ante las palabras "Nagare no Kaze".

LeMarc tomó una posición defensiva frente a mi ataque. Una de sus espadas empleó un giro sobre su propio cuerpo que, ayudado por un movimiento de la muñeca del shinigami logró que la defensa tuviera un mayor impulso de lo esperado. Esto ocasionó que, al chocarse ambas espadas, la fuerza empleada por el capitán de la onceava división fuese mayor que la mía por lo que tuve que emplear todo mi esfuerzo en mantenerme firme frente a él para hacerlo retroceder. Pude haber retrocedido y lanzar un ataque a distancia, eso hubiera sido más ventajoso para mí. Sin embargo, era una persona lo suficientemente orgullosa para intentar ganarle a mi oponente utilizando las mismas estrategias que él y, en parte, también, lo hacía para poder probar mi potencial en distintas situaciones.
Su otra espada, se mantenía a la defensiva, pero temeraria. El hecho de que el capitán poseyera dos armas hacía que mi situación fuera, aún, más difícil ya que detener a ambas me resultaba un trabajo demasiado arduo.
Al mismo tiempo de que ambas zampakutoh colisionasen, dos ataques fueron lanzados por parte de mi adversario. Sus dos espadas, cuyos nombres, si no mal recordaba, eran Valkyria y Ragnarok, utilizaban el viento a su favor, un elemento bastante abundante en cualquier sitio.
Como acto reflejo, di un gran salta hacia atrás, a una velocidad casi insuperable, utilizando, de forma inconciente, la técnica de Hohoh conocida como Shunpou. Aún así, pese a la distancia a la que me mantuve, el ataque, especialmente el que tenía forma espiralaza, venía directo hacia mí. Volví a dar un salto hacia atrás. Los mismos estuvieron a pocos milímetros de poder dar en el blanco. Sin embargo, al caer nuevamente al suelo di un tercer salto, esta vez hacia arriba, cayendo sobre una de las puntas de las ramas del árbol el cual había usado como respaldo con anterioridad. La rama, a causa de mi peso, descendió unos pocos centímetros hacia abajo, para volver, por pura inercia, hacia su altura normal. Utilicé este efecto palanca para poder elevarme y realizar un último salto nuevamente hacia arriba. Gracias al impulso pude ejecutar un brinco más alto de lo normal, esquivando lar ráfagas de viento.

-Nada mal, LeMarc…- comenté ante la dificultad que había presentado el escapar de aquél poder.

Aún estando en el aire, inicié mi contraataque. Elevé mi brazo junto a Suzaku y realizando un brusco movimiento hacia abajo con él, el filo de mi Zampakutoh comenzó a dividirse en varias secciones, enlazadas entre sí por un hilo espiritual, eso le dio una forma similar a la de un látigo. Lancé el mismo contra el capitán.

-Hebi no Houkou…- murmuré en voz baja.

La espada comenzó a cambiar de rumbo, realizando un movimiento curvo, pasando por al lado de la figura del capitán sólo para realizar, luego, una curva en forma de “U” y atacarlo por la espalda.
Como capitana de la segunda división, mi especialidad eran las misiones de ejecución, en pocas palabras, el asesinato, por lo que solía atacar a mis víctimas por la espalda, uno de los sitios más vulnerables del cuerpo humano. Supongo que mi orgullo por mantener un estilo de combate similar al de mi oponente ha llegado hasta aquí y, por ende, he comenzado a atacar con mi estilo propio.

La capitana, usando su gran velocidad como principal defensa en aquel pequeño duelo logro escapar de los ataques liberados por las armas del Shinigami del 11º escuadrón. Una serie de saltos fueron los movimientos elegidos para esquivar el ataque ejecutado por el peliblanco.

La altura que había alcanzado la capitana era realmente considerable y aun, permaneciendo en las alturas, tuvo mas que suficiente control como para hablar a LeMarc - Nada mal, LeMarc…- a modo de comentario instantes atras de iniciar su contraataque.

Elevó su brazo junto a su Zampakakutou para luego ejercer un brusco movimiento de descenso. Un extraño proceso se presentó en la Zampakutou de la capitana Natsumi que, sin dar mucho tiempo de margen a Marcos, actuó y ante un murmuro que el Shinigami de origen italiano no logro escuchar, liberó su ataque.

Un látigo era el elemento emergido del acero de la oponente de LeMarc el cual en un principió inicó una carrera al frente para esquivar el ataque pero, para su sorpresa, el ataque cambió su dirección bruscamente y ahora el ángulo que recibiría el ataque era su punto ciego.

La reacción del capitán del 11º escuadrón fue rápida. Sus pies acumularon particulas espirituales las cuales que, combinadas con el aire de alrededor de sus pies, fueron el elemento clave de su acción evasiva.

Su pie derecho golpeó con fuerza el suelo y gracias al viento de sus pies y al Reiatsu emitió un fuerte impulso extra al salto que el Shinigami realizó. Aprobecho la suspensión momentantea que el salto le había brindado y en un fugaz movimiento sus espadas liberaron una poderosa ráfaga de aire no cortante en forma de cruz en dirección a su adversaria. No lograría cortarla pero el golpe podría ser severo y lo mas seguro es que el árbol sufriese graves daños.

La fuerza de aquel ataque impulsó a LeMarc hacía atras evitando de este modo, si la capitana fuese capaz controlar totalmente la dirección del látigo, recibir un ataque desde abajo o desde atras. Sabía que su impusó no acabaría con estrellarse contra el ataque pues el movimiento a realizar por el látigo debería ser perpendicular o un doble movimiento en vertical y luego en horizontal y, en ambos casos, el Shinigami llevaba la ventaja para esquivar gracias al impulsó emitido. Nuevamente aquellas palabras, "Shugi no Kaze", habían sido repetidas en voz baja por cada uno de sus movimintos...

Acabaría distanciandose de la capitana unos 6 metros mas de distancia y el aterrizaje debería ser amortiguado por mas aire de sus pies aunque la verdadera atención del Shinigami recaía sobre los movimientos de la oponete y de sus ataques... debía tener cuidado, la velocidad de esta podría ejercer un nuevo ataque por las espaldas aunque en este caso, estaba preparado pues Ragnarok y Valkiria habían sido colocadas de forma defensiva.

La velocidad de reacción del capitán del escuadrón número once fue increíble, teniendo en cuenta que su división se encargaba de los combates que requerían, normalmente, fuerza y, por lo tanto, era lógico pensar que su capitán tenía una ligereza menor que la del resto. Su técnica con el viento le había ayudado a realizar un salto tan grande como el que yo había realizado hace algunos minutos atrás, pudiendo esquivar el látigo con suma facilidad.
Al encontrarse, ahora, a mi altura, pudo efectuar un nuevo ataque contra mi persona. Lanzó una ráfaga de viento de una magnitud considerable. Para mi suerte, la misma parecía no ser del tipo cortantes. Esto se debía, posiblemente, a que recordaba el hecho de que sólo era un entrenamiento y no había necesidad de lastimarnos seriamente… ¿Desde cuando Lemarc tenía tanto autocontrol? Y la pregunta más importante era ¿yo lo tenía? El escuadrón de ejecuciones y castigo me exigía olvidar la piedad contra mi oponente y, al permanecer hace tanto tiempo en mi cargo, probablemente me había olvidado como luchar de otra forma. Solía restringir mi poder en los entrenamientos que impartía dentro de mi propia división, pero allí no era demasiado difícil hacerlo. Todos tenían un rango menor al mio y sus poderes no ejercían tanta presión. Pero cuando me enfrentaba a alguien de mi mismo nivel ¿podía limitar mis capacidades?...
Elevé nuevamente mi brazo, por lo que Suzaku realizó un movimiento recto ascendente, realizando una perfecta curva de 90º.
El propio ataque de Marcos había logrado que el mismo retrocediera algunos metros de distancia por lo que esquivar el látigo no había representado un problema para él. Sin embargo, el objetivo de mi movimiento no había sido ofensivo…
Al chocar la ráfaga de viento contra el látigo, rodeado de un alto poder espiritual concentrado, el mismo se partió por breves segundos a la mitad. Aproveché aquél tiempo para pasar entre medio de las dos ráfagas y que el ataque no me afectara. Sin embargo, por la fuerza que su movimiento empleó, sólo pude evitar el golpe certero mas si logró arrastrarme varios metros hacia atrás. Perdí el equilibrio y sólo volví a lograr mi estabilidad realizando una pirueta en el aire y apoyando mis pies contra el gran árbol que se erguía detrás mio.
Por mi golpe, que utilicé para impulsarme hacia la posición del decimoprimero capitán, y el gran viento que azotó su tronco, las raíces del árbol se despegaron del suelo y el mismo cayó hacia atrás. Era una lástima. Debía tener ya sus años y, a causa de nuestra pequeña pelea, había sido derribado.
Debía agradecer que, con ayuda del impulso en combinación con mi velocidad, había logrado achicar la distancia que me separa de mi oponente al mínimo. Acumulé energía espiritual sobre mis pies para lograr mantener en el aire sin caer y poder, entonces, estar a su altura. El ataque había sido duro y esquivarlo no fue nada fácil. Debía prepararme para sus siguientes arremetidas y pensar en una buena estrategia si deseaba ganar el combate.
Debía atacar en su punto débil, pero ¿Cuál es este? Recordé que Lemarc era incapaz de usar Kidoh. Las mismas tampoco eran mi especialidad, incluso durante mis días en la academia mi puntería dejaba mucho que desear. Gracias al cielo, con el tiempo, pude mejorar. Mi orgullo me pedía que desistiera de usar las artes demoníacas. Aún deseaba saber que tanto potencial tenía frente a un enemigo que gustaba de las batallas de espada contra espada, sin utilizar ataques del tipo mágico. Sin embargo mi mente fría y mis ansias de ganar eran más fuerte… siempre eran más fuerte…
El capitán permanecía en una posición defensiva. Antes de lanzarle cualquier ataque debía hacerlo cambiar de posición o, de lo contrario, podría desviar y defenderse de cualquier cosa que le lanzase.
-Hadoh no Sanjuusan: Soukatsui!- lancé mi ataque hacia la dirección donde Lemarc se encontraba.

Sin embargo el mismo pasó a su lado chocando contra el suelo. Así fueron lanzados una serie de soukatsui los cuales levantaron una gran polvoreda que llego incluso a nuestra altura. Con su poca capacidad de sentir reiatsu y su visión disminuía, esto debía bastar para confundirlo.
Si me conoce lo suficientemente bien, pensará que realizaré un ataque sorpresa por la espalda. Usé mi shunpo sólo para acortar un poco más la distancia que había entre nosotros. Estaba lo suficientemente lejos para que aún no pudiera verme, pero lo suficientemente cerca para que mi ataque diera en el blanco.
Aún así, sabiendo de la capacidad del onceavo capitán para controlar el viento, opté por limitar aún más sus movimientos antes de que pudiera dispersar el polvo con sus habilidades.

-Bakudoh no Sanjuu: Shitotsu Sansen- murmuré mientras dibujaba un triángulo con mis dedos.

Tres barras de luz se dirigieron hacia mi oponente. Dos de ellas hacia sus brazos y la última hacia su torso.

LeMarc, propulsado hacía atrás se limitó a observar como su oponente se defendía de su ataque haciendo acopio del movimiento de su látigo logro detener el avance de las ráfagas de aire no cortantes.

En aquel pequeño periodo de tiempo Marcos trató de recuperar lo mas que pudo el control sobre su propio cuerpo ya que, en primera estancia, su intención era la de aterrizar en el suelo pero ante las acciones de la capitana.

Cuando sus ráfagas fueron detenidas por el látigo y gracias a los efectos que tal defensa proporciono el contraataque no se hizo de esperar. La capitana del escuadrón de ejecución avanzó entre ambas ráfagas evitando de este modo que el ataque le afectase.

Logro evitar graves daños pero el impulsó que aquellas ráfagas de aire portaban consigo lograron que esta retrocediese, dándole algo mas de margen al peliblanco antes de recibir el ataque o ejecutar el suyo.

Todo en cuestión de segundos, el impulsó hacia atrás de LeMarc, la maniobra defensiva de la capitana con su posterior avance al que prosiguió con una ágil pirueta que le permitió recuperar el equilibro con gran velocidad usando como punto de apoyo el árbol. Este no pudo evitar caer ante el impulsó utilizado por la capitana de la segunda división y por el poder del ataque del amante de las batallas.

- Mierda - Fue la única palabra que atino a pensar el orgulloso capitán al ver que la distancia entre ambos había sido considerablemente reducida sin que este tuviese el suficiente tiempo para preparar su ataque por lo que, en esta ocasión, tendría que seguir a la defensiva hasta lograr encontrar una apertura. Su equilibro se restableció esta vez en el aire gracias al uso de particulas espirituales en sus pies.

- ¡Hadoh no Sanjuusan: Soukatsui! - Exclamó la oponente del Shinigami del 11º escuadrón. Estas palabras advirtieron de las intenciones de tal ataque aunque su propósito no fue el de golpearle ya que, pese a que la guardia en cruz que había adoptado ante tales palabras era fuerte, no noto nada de presión sobre los aceros.

El Kidoh impacto contra el suelo levanto una gran polvareda que cubrió la zona en la que LeMarc se encontraba. Su visión se vio reducida pero su guardia seguía manteniendo una fuerte posición. Sus sentidos estaban alerta, la oponente era una experta en los ataques sorpresa por lo que los indicios indicaban un ataque por la espalda pero si el peliblanco tuvo en cuenta que la velocidad del ataque sería mayor por el frente por lo que, pese a la actitud que la capitana pudiese adoptar, todos los flancos eran posibles puntos de ataque y eso era un duro golpe para Marcos.

No fue un ataque sorpresa del tipo que LeMarc espero, no escuchó nada pero si sintió algo... Tres finas barras de luz habían sido lanzadas contra su persona. La primera, en dirección al torso fue detenida por la guardia en cruz que el Shinigami había adoptado pero las otras dos habían logrado golpearle.

No comprendía bien el funcionamiento de aquella habilidad pero supuso que su trayectoria había sido desviada al detenerse una de las tres barras ya que claramente aquellas barras habían tenido como objetivo su torso y sus brazos. Ejecutó un brusco movimiento de ambos brazos, alejando aquellas extrañas barras de su posición.

La sangre brotaba de los cortes que el Shinigami de cabellos blancos había recibido en sus brazos, su posición retrocedió por la fuerza de la barra que iba en dirección al torso. Su sonrisa se torno afilada, sus ojos mostraban un extraño brillo de satisfacción.

- Has tenido suerte, la guardia cruzada te ha librado de algo mucho peor - Murmuró Ragnarok en la mente de Marcos. Este no respondió, no había tiempo que perder, parecía haber perdido la intención de defenderse que antes lo había caracterizado pues su guardia en cruz había sido cambiada por una más ofensiva.

- Nagare no Kaze - Enunció en voz baja el capitán del 11º escuadrón aun recubierto por aquella nube de polvo. Se impulso hacía el cielo con gran velocidad, dando a relucir unas mangas impregnadas en sangre y a Valkiria apuntando hacía abajo.

La habilidad antes pronunciada inició su efecto. Un rayo de viento con apariencia circular fue liberado desde la punta del arma pero, ante la persistencia de su rival, estas se dividieron en "brazos" más finos pero con movimientos curvados. Estos se dirigían a la capitana por distintas direcciones. LeMarc finalizó el ataque de viento, su habilidad especial le proporciono el Reiatsu perdido y su ataque no ceso.

Sus movimientos se tornaron mas extremos, el gasto de Reiatsu podría desembocar en un problema si el Shinigami mantenía un ritmo frenético como se había propuesto pero, gracias a la habilidad que con tantos años de esfuerzo había logrado, tal problema no estaba presente... Shumpos comenzaron a sucederse, la posición del Shinigami cambiaba, el viento se acumulaba en torno a sus aceros, su siguiente maniobra había sido decidida...