Examen para capitán del 4º escuadrón

Aquí está tu examen:

Eres un espada el más despreciado de todos, y por eso el Amo del Hueco Mundo decide desterrarte por que eres muy conflictivo con todos los espadas, unos días después decides regresar con sed de venganza contra todos los espadas, pero cuando entras en el trono ves que el Amo del Hueco Mundo esta muerto y rodeado por todos los espadas, estos al verte se sorprenden y el primer espada que al parecer era el que organizó la muerte del amo te reta a un duelo el cual sales ganando tras una duradera batalla en la cual tu sales muy mal herido, los demás espadas al ver tu habilidad acaban por alabarte y obedecerte convirtiéndote así en el nuevo amo del Hueco Mundo

Recuerda que se puntúa la longitud del examen y sobre todo la descripción ya sea de los movimientos de ataque o de defensa, como la descripción del entorno o los sentimientos de tu personaje y la ortografía, te doy hasta el Miércoles.

Mientras que la Sociedad de Almas se hallaba en tranquilidad en Hueco Mundo una historia estaba por ocurrir, una historia que marcara a todo Hueco Mundo y al mundo humano…

En el desierto de Hueco Mundo, tierra de la nada y perdición se hallaba una figura parada observando algo o alguien en el suelo, su mirar era tan fría y tan serena dando la sensación de total amenaza, sus cabellos amarillos se movían con el compás del viento al igual que el camisón blanco que traía encima, las puntas de sus dedos estaban manchadas ligeramente con sangre, en el suelo un hombre con el labio partido se podía notar como un hilo de sangre saliendo por aquella herida mientras que la miraba con desden.

- yo te lo advertí… -

Mis palabras salieron como veneno de mi boca, con aquella mano manchada levemente con su sangre la lleve a mi boca para disgustarla, su sabor era dulce y agrio a la vez dejándome un raro sabor en la boca, pero no había nada mejor que probar la del décimo espada de todas formas una perdida así no se notaria ¿O si? El se limpio con el dorso de su mano aquel hilo de sangre bajando por sus labios mientras el me miraba con desden

- No me mires así –

Sin que el se lo esperara le di una patada en la boca de su estomago mientras lo veía como botaba todo el aire con un poco de saliva, no mostré ninguna expresión ante lo cometido. Me agache hasta su altura tomándolo por su barbilla levante su rostro tan varonil acercándome poco a poco mostrando una sonrisa sensual y a la vez cínica, lo mire divertida, tome parte de lo que quedaba de su mascara hollow y se la arranque

- la próxima vez me llevare tu alma cuando menos lo esperes –

Me separe de el dándole la espalda y empezando a caminar en la dirección contraria.

- Maldita –

Me detuve y lo observe sobre mi hombro mientras que unas marcas de azul claro se formaban en el rabillo de mis ojos, esta vez no tenia aquella sonrisa con la que lo había observado antes, cerré los ojos con un gesto sarcástico y volvía a caminar aun con los ojos cerrados, ya estando 50 metros alejada de él, abrí los ojos mostrando un azul intenso resplandeciente mientras que miles de agujas perforaban al décimo espada.

- Te lo dije –

Luego de saber que había acabado con el hice un sonido dejando un rastro de arena en el aire por causa del impulso, todo se veía tan lento cuando hacia el sonido, los granos de arena me rozaban como pétalos de flores era como correr bajo el agua sintiendo como el cabello se movía suave y tranquilamente, contrarrestando con mi rostro frío sin una pizca de emoción solo la avaricia de poder, el deseo de ser mas fuerte era lo que me dominaba.

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Aparecí en una gran sala similar al de un templo, baldosas de cerámica blanca en el suelo resplandecientes con columnas a cada extremo de la sala, en el centro una pequeña elevación de dos escalones que daban a un trono de varios metros de altura, en total 11 y en el trono del centro se hallaba el Amo de Hueco Mundo, Arcaon, camine directamente hacia el y dando un gran salto me sitúe a su lado, en el trono de la segunda espada. Cruzándome las piernas y apoyando mi rostro en el dorso de mi mano observaba fríamente a los espadas que llegaban. Mi mirada era como si los traspasara con como una flecha, aquellos reportes siempre eran tan aburridos pero tenia que estar atenta a alguna información de interés.

- Arcaon-sama, Quisiera comentarle sobre el décimo espada Yumishika –

Al escuchar eso me acomode mas en mi asiento mientras lo miraba igual que antes, el me miro lo cual no me inmuto mas bien quería que lo dijera.

- ¿Qué Sucedió con el? –

El tono de voz del amo de Hueco Mundo se podía saber que el ya presentía algo, hice un sonido quedando al lado del cuarto espada esperando a que lo dijera.

- Hemos encontrado su cuerpo tirado en el desierto completamente muerto –

Los otros espadas guardaban silencio, yo solo lo observaba divertida sin quitar la seriedad de mi rostro pero de pronto una risa escandalosa se escapo de mis labios.

- JAJAJAJAJA es lo mas gracioso que eh podido escuchar JAJAJA –

El me miraba extrañado yo solo reía haciendo comentarios sobre ese acontecimiento ¿Qué mal no? Ahora el verme reír por algo era extraño y claro no era una risa como las que se conocen comúnmente era una risa divertida, sarcástica y maligna toda la sala resonaba el eco de mi risa.

- No creo que esa sea la actitud adecuada, Miyuko-san –

Pare de reír para observarlo echando levemente mi cabeza hacia atrás mirándolo como siempre, sin ninguna emoción. De un momento a otro estaba frente a el con la punta de mis uñas rozando el cuello del Quinto espada.

- Y dime Kintaro, ¿Quién eres tú para decirme eso? –

- Miyuko-Chan – intervino el Amo de hueco mundo, el era el único al que le permitía que me dijera así, no por cariño sino porque no podía decirle que no a mi Amo

- Esta bien –

Me di la vuelta para devolverme a mi puesto pero aprovechando que el había bajado la guardia, me devolví y le di un golpe en la mejilla izquierda con el dorso de mi mano de allí me devolví riendo sin emoción alguna, justo en mi tercer paso el primer espada Kohaku se poso frente a mi cortándome el camino.

- Miyuko… deja de buscar problemas –
- ¿Problemas Kohaku-kun? –

Coloque una mano en su mejilla suavemente mientras que el no mostraba reacción ante esto, solo se quedaba observándome, me pege a el mientras lo observaba en forma seductora todo lo que el hizo fue pasar su brazo por mi cintura y inclinarse un poco a mi oído.

- Se lo que hiciste, La próxima vez que lo hagas te matare ¿Esta claro? -

Yo solo sonreí retadoramente, eso quería verlo. Entre el y yo había un claro juego de seducción aunque mi semblante no tuviese emoción eso lo hacia ver sarcástico y extraño sin llegar a verse mal. Nos separamos y fríamente dije

- Claro –

Me di la vuelta y me fui de aquella sala caminando con decisión y elegancia, abrí una de las grandes puertas produciendo un ruido agudo en la sala acompañada de un suave eco.

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Caminaba por los pasillos escuchando el sonar de mis pasos, mi camisón blanco el cual me llegaba por la mitad del muslo se movía a medida que caminaba y mis cabellos rubios se movían levemente ante el movimiento que estaba ejerciendo.

- Miyuko –

La voz de Arcaon me detuvo por unos segundos, lentamente me di la vuelta para observarlo. Allí estaba el con su postura despampanante de poder y malicia que podía infundir el sentimiento de miedo en cualquier persona excepto en mi.

- ¿Qué desea? –

El camino hacia mi sin quitarme la vista, por mi parte me quede esperando a que el amo me dijera lo que ocurría pero solo había silencio aun cuando el estuvo frente a mi, tomo mi mano derecha y planto en el un beso en el dorso de mi mano clavándome su mirada.

- Ven y toma un poco de té conmigo –

- No –

- Ven y toma un poco de té conmigo… -

El volvió a repetir ese comentario tranquilamente mientras que en su mirada pude advertir la clara amenaza, libere mi mano de la de el y me di la vuelta haciéndome de oídos sordos, su reiatsu empezó a aumentar al igual que yo aumentaba el reiatsu sin dejar de caminar, sin previo aviso quede rodeada por los espadas lo cual hizo que formara una sonrisa de medio lado.

- Bravo –

- Miyuko-Chan me temo que desde hoy estas exiliada –

Lo mire, no con sorpresa, ni con tristeza o piedad sino con frialdad y odio, odio que me recorría por mis venas desde ese preciso momento, Arcaon permanecía allí observándome como un insecto pero yo a el lo observaba como una blasfemia personalizada.

- tsk…- una risita se escapo de mis labios y sin evitarlo se volvió escandalosa – JAJAJAJAJAJA ¿No te han dicho que las bromas no son para ti? JAJAJAJAJA –

- No es una broma –

Los mire a cada uno de los presentes, no era una broma, tome la empuñadura de mi zampakutoh mientras unas marcas de color azul claro se dibujaban en el rabillo de mis ojos, cerré los ojos y de un momento a otro los abrí dejando ver un azul brillante.

- Circulo Aoi –

Una gran explosión de fuego espiritual surgió de la nada, los espadas tuvieron que retroceder para no quedar afectados por las llamaradas azules, aprovechando esto abrí un portal en el cual me adentre en rumbo al mundo humano.
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En el oscuro cielo de Karakura una garganta se abrió dejando caer con gracia una figura quien tenía una mano en la empuñadura de una katana , era como ver bajar a un ángel del paraíso pero este no era precisamente un ángel, era mas bien una especie de ángel negro con el objetivo de sembrar destrucción y caos por sed de venganza, cayo de puntillas suavemente mientras observaba aquel parque solitario el cual era solamente iluminado por una farola.

Brinque hasta una farola el cuan quede parada encima, me detuve a observar aquella ciudad en silencio era perfecta para la destrucción y caos, su tranquilidad tentaba a derrumbarse ante mi deseo de desahogar mi furia pero no lo haría así lo haría con venganza. ¿Quién se habían creído en exiliarme de ese modo? Pero ya verían lo que les preparaba, les daría la venganza aun mas dulce que la miel y así podría observar sus agonizantes rostros, sentí un aliento fétido en mi cara, sabia que a mi lado se encontraba un hollow por lo que enterré mi mano en su mascara partiéndosela sin volteara mirar,

- Me vengare no me quedare con las manos vacías hasta ver correr su sangre… -

Nadie pudo escuchar las primeras palabras en las que daría comienzo una venganza, llevo una mano a su espada acariciándola sabia que Reineko también tendría sed de sangre lo cual creo una sonrisa maliciosa en mis labios, tarde o temprano se retractaran de lo que habían echo; permanecí allí observando las luces de la ciudad durante un buen rato esperando a que algo o alguien me incitara a abandonar el lugar.

- uhm –

Unos ladridos me llamaron la atención, un perro enorme perseguía a un pequeño gato negro el cual corría velozmente saltando los obstáculos pero eso se acabo cuando se vio acorralado contra una esquina, el perro le gruñía y el gato se le erizaba los pelos, de un momento a otro el gato salto contra el perro apoyándose de su cabeza cayo tras de el, se volteo y le rasguñó la cara al perro que emitía un chillido de dolor. Era algo curioso, era como si aquel gato fuera yo y el perro fuera todos aquellos que me exiliaron, luchaba aunque me diferenciara de tamaño y avariciaba el poder como un drogadicto desea su heroína.

- Al final el no vino… -

Baje la mirada al pie del faro en el cual yo estaba montada, una chica se encontraba allí con lagrimas en los ojos, ¿Acaso ella tenia una cita? Eso era algo para los seres estupidos que se aferran a ilusiones sin metas con solo pensar la palabra “Amor” me daba nauseas. La chica se apoyo en el farol mientras la observaba en silencio mientras yo observaba la luna y desaparecía del lugar en un sonido.

Apareciendo en un edificio totalmente abandonado fui buscando un lugar para descansar un poco mas no iba a dormir, abrí una de aquellas puertas débiles y viejas causando un chillar sonoro acompañado de un tétrico eco aquella habitación desolada sin ninguna compañía de algún objeto no más que una pequeña silla, me acerque hasta ella y una pequeña muñeca estaba apoyada del respaldar de la silla, eran tan linda aun estando cubierta de polvo me acerque a la ventana que tenia al frente aquella muñeca… mañana será mi venganza.

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En Hueco Mundo una figura bajo una capucha se movía cuidadosamente llegando hasta las puertas de las Noches, las abrió lentamente adentrándose en otro mundo, aquella figura camino dirigiéndose a la sala principal pero pareciera que esa persona tenia memorizado todo los pasillos de las Noches. Llegando por fin a las puertas de la sala principal donde el Amo de Hueco Mundo se hallaba tras aquellas puertas, abrió las puertas de un solo golpe encontrándose con un cuadro sangriento: El Amo de hueco Mundo alrededor de un charco de sangre a los pies del primer espada quien tenia su espada machada de sangre. El se volteo a ver a aquella misteriosa persona que ocultaba su reiatsu cuidadosamente y se ponía en alerta observando como ese alguien caminaba hacia el cadáver.

- Es una lastima, llegue tarde para los honores –

Con su pie movió el rostro del que alguna vez se llamo Amo de Hueco mundo pero se detuvo al sentir el filo de la espada del primer espada en su cuello, lentamente aquella figura volteo su cabeza, su sonrisa con malicia en su rostro daba un toque macabro a la situación.

- Revélate –

Lentamente aquella figura se llevo las manos a la capucha y se la retiro dejando ver a Miyuko , los otros espadas que estaban en sus respectivos tronos se sorprendieron y colocaron una mano en las empuñaduras de sus espadas pero con una señal el primer espada los detuvo.

- ¿Qué haces TÚ aquí?

- Lo mismo que tu Kohaku-Kun pero me temo que te adelantaste, es una lastima, quería llevarme los honores –

- Lárgate –

- ¿Qué manera de hablar es esa Kohaku-Kun, me estas ofendiendo y ¿Sabes? - de un momento a otro su katana estaba posada en el cuello del primer espada – Yo no recibo ordenes de nadie –

El espada al ver lo que se aproximada sonrío y con palabras retadoras empezó a tentar a la segunda espada.

- ¿Qué me dices de un duelo a muerte Miyuko Kikumaru? O… ¿es que eres de puras palabras y cero acción? –

- Acepto el Duelo, Kohaku Sango primer espada –

Los dos hicieron un sonido hacia atrás con las katanas tomadas por una sola mano mientras que se observaban retadoramente, los otros espadas observaban intrigamos e emocionados por aquel duelo que esta por comenzar.

- Cero –
-

Pronuncio Miyuko suavemente mientras señalaba a Kohaku con la palma de su mano en la cual un destello rojo salio disparado hacia el, era algo imposible de ver con el ojo humano por la rapidez de los movimientos, el primer espada había esquivado aquel cero y había aparecido tras Miyuko tratando de hacerle un corte con el filo de su katana. Los reflejos de la ex espadas estaban pulcros y rápidos lo cual la ayudo a detener ese ataque. Aprovechando el choque de las katanas con su otra mano libre provoco otro cero el cual no pudo completa, el primer espada la tomo por la muñeca y la empujo hacia atrás volviendo al ataque.

- Deja de jugar - dijo Miyuko sarcástica mientras que bloqueaba el ataque – Se que eres capaz de mas –

Subiendo los dos sus reiatsu siguieron los intercambios de golpes entre las katanas, en ocasiones se lograban hacer un golpe físico causando hondas de poder que creaba grietas en la estructura del lugar, Miyuko se agacho y le dio una patada rastrera justo en los tobillos, Kohaku hizo un sonido y esquivo aquella patada.

- Cero –

Miyuko esquivo el Cero y se quedo observándolo mientras se reía

- Dejémonos de payasadas -

- Tienes razón –

- De los mil y un eternas almas, Reineko –

Una esfera azul envolvió a Miyuko mientras que Kohaku posaba su espada en su rostro y cerraba los ojos. Una explosión que dejo escapar llamaradas de fuego espiritual dejando ver la figura de Miyuko totalmente diferente a la anterior, unas orejas de gato aparecieron en su cabeza y las marcas se extendieron por su cuerpo, en sus muñecas había restos de mascaras hollows de los cuales ella había asesinado, su vestido se rompió por la mitad dejando ver su estomago plano y por detrás una cola de gato.
Por otra parte Kohaku se vio rodeado de rayos negros y su cabello se alargo, su ropa se volvió totalmente negra mientras que sus ojos se volvían verdes.

- tsk –

Los dos desaparecieron y reaparecieron uno frente a otro chocando las katanas causando que de estas brotaran chispas por la fricción, los cortes diagonales, puños, patadas, el intercambio de palabras y furor por la batalla causaba que un pequeño sudor se presentara en las frentes de los espadas presentes que contemplaban esta pelea.


- Toma Esto! - grito Miyuko mientras le lanzaba centenares de agujas de las cuales muy pocas lograban rozar al primer espada.

Sin poder hacer nada, el primer espada apareció tras Miyuko y le dio una patada con su rodilla en su espalda, ella salio disparada contra el suelo creando grandes grietas y heridas en su cuerpo, con una gran fuerza se levanto inclinando sus rodillas dio un salto hacia el mientras grandes cantidades de fuego azul la rodeaban en una especie de circulo, ese fuego empezó a disparar especies de cometas azules directas a el.

- Eso no te va servir –

El esquivo a último momento aquellas cometas y quedo frente a frente a ella, la abrazo de un momento imprevisto y de el miles de rayos oscuros atravesaron a Miyuko robándole un grito de dolor, al separarse dejo que ella cayera sobre sus piernas chorreantes de sangre.

- tsk – Miyuko se limpio un hilo de sangre que bajaba por sus labios y observaba con odio al primer espada – esto no se a terminado –

El fuego espiritual se moldeo a su cuerpo curando y sellando aquellas heridas mientras elevaba su reiatsu cada vez mas, aquel fuego no la iba a curar un 100% de una sola vez pero al menos podría moverse bien. Las llamas se dispersaron y se volvieron agujas las cuales salieron disparadas de un lado a otro a una velocidad igualada a la de un sonido, Kohaku se defendía de aquellas agujas estando alerta de todo a su alrededor.

- Sorpresa –

Kohaku volteo al sentir la voz de Miyuko a su lado pero lo único que vio fue el puño de ella impactar contra su rostro lo cual lo mando a volar contra una de las columnas, pero antes de que el pudiera impactar Miyuko realizo un sonido tras de el y le regalo una gran patada en la columna mandándolo hacia otra dirección. Ella empezó a reunir el fuego en su cuerpo observando como Kohaku se levantaba del suelo agrietado con raspones y heridas en el cuerpo. Pequeñas esferas negras aparecieron alrededor de Miyuko atrapándola en un círculo alrededor de su cintura y sin esperar más segundos empezaron con una descarga de aquellos rayos negros contra Miyuko pero ningún alarido de dolor se escuchaba, el primer espada al darse cuenta de eso y de que no sentía el reiatsu de Miyuko empezó a alertarse.

- Te tengo –

Unos brazos rodearon la cintura del espada, aquellos brazos de mujer que le pertenecía a Miyuko los cuales empezaron a emitir velozmente fuego azul que se adentraba al cuerpo del primer espada sin hacerle daño, ya cuando Miyuko vio que era suficiente y cuando vio que el primer espada estaba por atacarle se alejo lo máximo que pudo de el.

- Estas muerto Kohaku-Kun –
- Yo que tu no hablaría mucho –
- ¿Qué?

Miyuko se vio a si misma y abrió los ojos hasta mas no poder, varias partes de su piel se abrieron abruptamente liberando la sangre que descendía como una cascada, ella no se explicaba como era posible eso o cuando había ocurrido eso mientras caía al suelo llena de heridas y su piel manchada de su sangre, pero cuando caía formo una sonrisa el cual el primer espada solo lo pudo percatar.

- Mi turno – susurro ella mientras movía sus dedos levemente

El Primer espada Kohaku emitió un gran grito de dolor mientras sentía como sus órganos eran quemados por el fuego espiritual, era un inmenso dolor algo inhumano tanto que soltó su espada y cayó al suelo retorciéndose del dolor mientras que Miyuko formo una sonrisa y chasqueo la lengua al mismo tiempo en que aquel fuego espiritual que se hallaba dentro del primer espada salía en forma de agujas creando heridas tanto internas como externas en el.

Los otros espadas al ver lo sucedido saltaron de sus tronos para verificar su situación, el primer espada estaba bien mientras que Miyuko solo había perdido mucha sangre. El primer espada abrió sus ojos y la observo haciéndole una seña a los otros espadas la cual captaron perfectamente… en ese momento un nuevo amo de Hueco mundo se levantaba de las tinieblas el cual en un futuro los llevaría a la gloria y al poder sobre todos los seres…

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- Miyuko-Sama, esperamos sus ordenes ¿Cuál es nuestro objetivo? –

Una joven con un vestido largo de color negro se hallaba sentada en el trono mas alto de todos observándolos a todos fríamente y con una sonrisa interesada, todos sus espadas se hallaban postrados ante ella esperando a que hablara, se regocijaba de poder y gloria ahora era la dueña y ama de Hueco Mundo pero eso no significaba que no quisiera mas poder y conquista, ella quería algo mas “grande”.

- El Mundo Humano – respondió divertida por la idea soltando una risa macabra y fría mientras que sus ojos era lo ultimo que se perdía en la oscuridad.

Aceptado, rango 3, bienvenido, te doy rango y color