Había oído rumores de un shinigami muy fuerte en combate pero no a de ser la gran cosa como los demás shinigamis con los que había luchado, pensaba que era un liliputiense y un perdedor como cualquier otro frustrado.
Al llegar al lugar que me habían dicho, una calle oscura con un farol que alumbraba la calle, el hacia allí recostado del poste ahogado en su melancolía me repugnaba ver a alguien en ese estado de y que depresión.
Me acerque velozmente utilizando el shunpo para no llamar su atención y comenzar de una manera llamativa, al aparecer a su lado derecho tomo posición de beisbolista para en ves de dar un golpe estilizado con la espada delicadamente horizontal, dar un batazo muy fuerte del mismo sentido pero de forma que arrancase su cabeza, mientras la espada se deslizaba por el aire le preguntaba:
-Hola yo me llamo Jenki y ¿tu?- Con la cara sonriente, hasta un poco alegre emergían estas palabras de mi boca, con los ojos entre cerrados y una medio sonrisa pero mantenía mi semblante de asesinato.
Al entrar un poco mas en conciencia muevo los labios diciéndole –Vamos quita la cara, diviértete- pero solo se movían mis labios sin que una sola de esas palabras emergiera de mi boca intentado incentivar al shinigami.