Fuentes, Columpios y un Atardecer

El mundo humano sin duda era el ambiente o hábitat preferido por aquellos que día a día conviven con todo tipo de aires, sin duda, era el perfecto lugar para catalogarlo como "único" y "variado" al mismo tiempo. En ese momento, no había nada más que un dorado atardecer, alcanzando su máximo esplendor al quedar el cielo, despejado por completo de toda señal nublada. El escenario, un parque propiamente común y corriente al resto, aunque guardando ciertos aspectos únicos y a simple vista únicos, por ejemplo, un espacio de arena relleno de juegos recreativos, de esos que por lo general son el teatro escencial para los niños, unas cuantas bancas alrededor, árboles de elegante presencia, como si hubieran sido especialmente diseñados para adaptarse al gusto humano y por último, las veredas que se abren paso con la iluminación aún escasa de diferentes faroles.

Poco duraría en ese entonces, cualquier rastro de calma, pues en unos instantes, a orillas de un pequeño lago artificial, una intensa luz se asomó, dejando ver lo que claramente se reconoce tal y como esas puertas de feudal presencia en el atiguo Japón. De forma corrediza, se abrió, dejando ver una lus aún más intensa que por esforzosos momentos, parecía esconder la sombra de algo o alguien. Pasados unos instantes, toda duda sería resuelta, al parecer quien se acercaba desde el interior de aquella desconocida dimensión, era un sujeto algo llamativo físicamente, más que nada debido a su apariencia poco común o al menos, para esa "época". Aún así, eso parecía no molestarle pues simplemente salió sin hacer o mencionar cosa alguna, sólo con sus tranquilas manos a los bolsillos y deteniéndose a tres pasos de la aparecida puerta, ésta, apenas sintió al shinigami en el exterior, se cerró automáticamente, desapareciendo pausada pero progresivamente, dejando ahora, unicamente a Kanon en medio del pintoresco escenario...

- ¡Ajá!, pero mira que no ha cambiado mucho... aún tiene esas características que le recuerdo de mi última visita - se dijo para sí mismo aunque lo suficientemente laudible para que que, quien lo escuchara, pudiera creer que estaba medio loco -

Comenzó a avanzar en dirección a un grupo de centros recreativos, sin embargo, no se terminó por acercar ya que, viendo como un pequeño grupo de infantes se divertía al parecer con grandes ansias, pensó inconcientemente en que podría asustarlos. Por otro lado, ese no fue el único motivo, había sentido desde que pisó suelo humano, un gran baile de reiatsus a lo largo de toda la ciudad, algunos podía reconocer con cierta concentración, otros, diferentes pero que definitivamente no pertenecían a los de su especie. El vaquero tomó un poco de aire y se desvió de su camino, ésta vez, teniendo en el interior de su mente la misión que el supremo Comandante le había encargado, confiado que su compañero Kerjex ya habría comenzado la operación. Quincys, Ryokas y Vizards, cada segundo se hacía memoria de las familias que le habían sido mencionadas, pensándolo de una manera conjunta, las cosas no parecían tan sencillas como aparentaban...

La cabeza de Lockon daba vueltas con toda la información que había obtenido recientemente a causa de su encuentro con aquél "shinigami". La presencia de aquellos terroristas denominados "hollow", según Luke, claro está, comenzaba a preocuparle y por si fuera poco, a llenarlo de una ira incontenible. Aún no podía olvidar aquella catástrofe ocurrida en su pasado por culpa de aquellas organizaciones que jugaban con la vida de la gente inocente, aún no podía olvidar la desesperación de perder a su familia frente a sus ojos, aún no podía olvidar nada...
La tarde comenzaba a caer y el día de hoy había sido completamente desperdiciado por el espía irlandés quien había optado por permanecer en la banca del parque hasta que su mente dejase de ser un simple reboltijo de ideas, pensamientos y recuerdos. Su fiel compañero, aquella esfera mecánica color anaranjada cuya inteligencia podía superar a la de un humano normal, se encontraba a su lado, sereno y callado para no levantar sospechas.
Se podía escuchar a lo lejos el sonido de algunos infantes jugando en la arena del parque o en alguno de los juegos colocados allí para ser utilizados por ellos. Las risas, llantos, gritos y cualquier sonido que cualquiera de ellos pudiera emitir no parecía perturbar en lo absoluto a Lockon quien aún se encontraba retraído, fuera de la realidad que lo rodeaba.

-Peligro Lockon! Peligro Lockon!- anunció la robótica voz de Haro mientras aleteaba con sus pequeñas alas mecánicas

Finalmente el Ryoka volvió en sí y observó a su amigo quien le advertía de la presencia de algún ser potencialmente peligroso. Lo cierto es que desde que había llegado a la ciudad de Karakura, sucesos extraños habían ocurrido y cada vez que su compañero le anunciaba algo así uno de esos robots gigantes de forma monstruosa (los hollow) aparecían ante él. Disimuladamente metió su mano dentro de su chaqueta donde guardaba un arma de fuego ideal para pasar desapercibida por la mayoría de la gente y esperó a que algo ocurriese. Sin embargo, ninguno de esos monstruos se hizo presente. Por el contrario, una persona con una vestimenta sumamente extraña hizo su aparición de una forma bastante particular. Al ver que el mismo no desprendía ningún aura asesina ni buscaba lastimar a nadie, decidió simplemente ignorarlo.

- Vaya que hay mucha gente extraña en esta ciudad... ¿Acaso cree que estamos en una película de vaqueros? -.-U- se preguntó en pensamientos mientras mantenía aún su vista en aquél extraño hombre

Kanon aún se daba el lujo de complacer su cristalino ojo con cada uno de los melosos ambientes que aquel parque podía ofrecerle de manera casi teatral. Sin duda, era como si se sintiera atraído a simple vista con tantas combinaciones de inocencia y virginidad juntas, por un momento, hasta pudo cruzárcele por la cabeza el "qué pasaría" si la paz de éste lugar se viera interrumpida de pronto por algo o alguien, ideando respuestas, sólo suspiró alivadamente, sabiendo que las probabilidades para que algo así ocurriera eran casi inferiores a diez en un millón o bueno, por lo menos, le gustaba pensar así.

Inmediatamente, pudo percibir un ligero juego de reiatsus en la lejanía, le era difícil clasificarlos de un sólo golpe, pero apenas pudo mantenerse un tanto concentrado, comenzó a caminar hasta colocarse cerca de un tobogán donde un grupito de niños se alucinaban aventuras de guerreros, el hombre de aspectos medio vaquerunos, rió un poco en voz baja para distraerse y nuevamente, dirigir una cansada mirada al aire, esperando encontrar las dichosas fuentes de reiatsu. Un ligero golpe de sorpresa arremetió con su rostro, aunque no de manera brusca, al darse cuenta que se trataban de Hollows y Shinigamis, para ser más exactos, de aquellos a quienes se les había dado la misión de patrullar Karakura, sabía de quienes se trataba pero lo agarró desprevenido el hecho que estuvieran a punto de comenzar un combate, a menos claro, que ya lo hubieran iniciado mientras él aún no llegaba, Kanon se encogió de hombros y los dejó caer pesadamente, como si se mostrara algo resignado.

Por si ésto no fuera suficiente, desde hace un pequeño rato, tenía esa típica sensación de que algo o alguien lo estuviera observando. Sin embargo, siempre pensó que se trataría de algún infante por lo que poco le importaba, sin embargo, el asunto se estaba volviendo algo incontenible, asi que sin más, se giró, tratando de buscar la raíz del problema, no parecía fastidiado pero sí curioso, fue entonces cuando inconcientemente, cruzó miradas con un bien portado hombre de rostro fino, se quedó medio inconcluso, lanzándole rastros de mirada extremadamente curiosa, parpadeando rapidamente como si tratara de diferenciarlo entre mujer o varón...

- ¡Heeeeeeeey!, ¡El de la cara bonita!... ¡Holaaaa! - le gritó con voz optimista, tratando de llamar su atención y saludarlo, exagerando enormemente el gesto con la mano como si estuviera pidiendo un rescate en una isla desierta -

Discreción fue lo que faltó en la mirada de Lockon hacia el recién llegado y aquél error le costó su anonimato. Tras haber cruzado miradas con él, el hombre ya no lo veía como una simple persona que estaba allí centada con un balón de Soccer anaranjado y producto de ello fue que comenzara a llamar su atención, si no es que la de todos los que se encontraban cerca, con un exagerado saludo mientras gritaba intentando saludarlo, o al menos eso parecía. Algo divertido ante el accionar del hombre y por la situación en sí, se señaló a sí mismo con un rostro exageradamente sorprendido, preguntándole mediante señas si era a él a quien llamaba con tanto ahínco, aunque la respuesta ya era bastante obvia.

-Vaya que si es un hombre extraño... - murmuró con la intención de que no lo escuchara, pero divertido por ello.

-Extraño, Extraño- repitió Haro las palabras de su amigo.

El joven levantó la mano, correspondiendo al saludo del vaquero, sin hacer, esta vez, un gesto demasiado exagerado.

Sintió la mirada de la gente que pasaba por allí. Muchos infantes curiosos y algunos que otros adultos que los miraban con cierta extrañeza. Quienes no habían escuchado las palabras del hombre, posiblemente creyeran que eran amigos. Aquello no parecía imposible, pese a haberlo llamado "extraño", Lockon era conocido entre todo su grupo de trabajo como el más relajado de ellos y quien normalmente hacía esa clase de cosas.
Esperó a ver la reacción del recién llegado, aunque era sabido que ahora que le había respondido posiblemente se acerca a conversar con él.

- Tendrás que quedarte callado por un tiempo, Haro. De lo contrario me será muy dificíl de explicar porque traigo conmigo un balón parlanchín- comentó algo divertido imaginándose todas las explicaciones posibles que podía dar.

-Ok. Ok- fue lo último que dijo la robot esférico antes de mantener su boca cerrada (aunque nunca la abre para hablar xD) durante algún tiempo.

Kanon ya había conseguido la atención de aquel humano, desde un principio había sentido algo especial en él pero más que saber si se trataba de algo sobrenatural, la primera impresión por el físico y de por sí, su resaltante figura en las masas. El shinigami que ya para entonces había acaparado la atención de todas las personas en la escena, le dedicó una sonrisa y comenzó a caminar en su dirección, tenía la mirada cerrada por lo que su cara parecía bastante bonachona, quizá un poco más que de costumbre. Finalmenté, el vaquero se plantó frente al otro personaje, dejó escapar un suspiro de alivio y con alegría, le estrechó la mano, ésta vez, abriendo por fin su cristalino ojo, teniendo un ligero tono risueño...

- Aaah, sí sí tú, muuucho gusto compadre, haha... me puedes llamar Kanon - le dijo sin dejar de sonreírle por completo, mientras intercalaba sus palabras con una que otra risilla - Espero que no te parezca extraño que un desconocido como yo llegué así de la nada y lo primero que haga es llamar a otra persona que ni siquiera conoce, ya sabes, son cosas o casualidades que da la vida... hahaha - volvió a interrumpir con un aire algo enérgico pero sobándose la nuca como si no quisiera aparentar ser tan atrevido -


((Off: Discúlpame enormemente la tardanza, tuve uno que otro problema con mi internet))