Misión

Apenas terminé de amenazar al Espada para que evitara destruir la ciudad en la mitad de la pelea contra mi teniente, pude sentir que uno de los reiatsus de los shinigamis que se encontraban detrás mio se volvía sumamente amenazante. Era el reiatsu de LeMarc Taicho, quien al parecer su autocontrol había llegado hasta sus límites y sus deseos de batalla como buen capitán del onceavo escuadrón comenzaban a aparecer.
El capitán avanzó posicionándose cerca mio y cuestionándole al Espada si no podían cambiar de lugar para iniciar una pelea. Supongo que sus ansias aún no obstruían su mente. Estaba haciendo un buen trabajo al intentar alejarse de la ciudad de Karakura.
Mi mirada se volvió hacia él durante algunos segundos. En esos momentos dirigió una palabras hacia mi, cometando que si bien confiaba en mi juicio no podía confiar en mi teniente y no lo culpaba por ello.
Las palabras que el Espada había pronunciado poco antes de la intervención de Marcos me habían disgustado y me recordaban aún más el hecho de que Drako había desobedecido completamente mis órdenes. Pese a ello, no podía permitir que lo asesinara. Perder a un teniente en batalla sólo por haberme quedado sin hacer nada más que mirar, no era digno de un capitán.
Poco después Luke se unió a nosotros. Tal como él lo había dicho, era como en los viejos tiempos. Volví mi mirada hacia delante. Pese a que nuestros poderes, al menos el de LeMarc y el mio, estén reducidos, teníamos alguna posibilidad de, al menos, hacer que el Espada vuelva a Hueco Mundo.
En respuesta a las palabras del capitán de la decimoprimer división, el habitante del hueco mundo, comentó que le no importaría cambiar el lugar de combate puesto que el resultado seguiría siendo igual. Grave error de su parte. La regla número uno de todo combate es nunca confiarse, me alegraba que el Espada la hubiese olvidado en estos momentos. Al haber dado todos sus respuestas, finalmente, tomé la palabra.

-Sigánme, entonces- dije casi como si lo estuviera ordenando.

Me moví rápidamente con Shunpo. Mi objetivo era alejar al Espada y a los demás shinigami de la ciudad, llevarlos a un espacio donde el poder que expulsásemos no afectara a ningún humano.

[Off: Perdón por el retraso. Tuve algunos problemas n.nUU]

Los vocablos proferidos por el Espada dieron contestación a las frases enunciadas por cada uno de los presentes del escenario. Primero respondió a la capitana Natsumi alegando que, ante su disgusto a la pelea, debía acabar con Drako pues el muchacho había acabado con su paciencia.

LeMarc ladeó la cabeza y sonrío de manera afilada, sus ojos cobraron un brillo de demencia y su respiración se torno algo mas agitada - Bestia o no sigo teniendo un mínimo de raciocinio, mis mundanos deseos se pueden satisfacer de muchas maneras mas, sus vidas no - expuso el peliblanco sin abandonar aquella demente expresión.

Sus palabras y sus gestos se contradecían de sobremanera pero sus deseos de combatir eran mas que palpables. Como bien había dicho el habitante del Hueco Mundo el Reiatsu de Marcos era agresivo, sus instintos asesinos eran los mas claros y oscuros de la Sociedad de Almas, un Shinigami deseoso de librar cuantos combates se le posicionasen frente a sus ojos...

Luke intervino, el capitán de la undécima división lo observó con ojos curiosos, sus palabras llevaban mucha razón, aquel momento rememoraba acciones pasadas bajo los estandartes que cada uno de ellos sostenía.

- Si, eso parece - afirmó el portador de Ragnarok mientras cambiaba su objetivo de visión hacía la capitana mientras escuchaba como esta posicionaba su movimiento en base a las palabras.

Se alejó de un veloz Shumpo, el italiano se dispuso a imitarla mas, aguardó ciertos segundos, no se alejaría y daría la espalda al Espada sin mas, pese a que este parecía conservar honor bajo su acero no sabia si tal carácter había sido una actuación.

El movimiento del capitán se produciría a la par que el del Espada aunque, seguramente, sería mas lento que el mencionado...