[Torneo] Riyuu vs Ailan

Empiecen a rolear

Habían pasado doscientos años. Doscientos años sin volver al mundo humano. De buena mañana atravesó el portal que lo llevó de vuelta al mundo que lo vio crecer, vivir y morir. Demasiado tiempo. Le había costado muchísimo tomar la decisión, ya que cuando estaba decidido no disponía de tiempo y, cuando lo tenia, lo que le fallaba eran las ganas. Por fin, un día cualquiera, un día frió y gris de enero, reunió el valor, dejo todo listo para que su segundo se ocupase de los posibles problemas y cruzó una portal sin ninguna dificultad.

Al aparecer al mundo humano, en Karakura, le invadieron los recuerdos de lo que era vivir una vida de humano, de persona, y no de ser un Shinigami encargado de derrotar Hollows, dirigir un escuadrón y en definitiva mantener el flujo de almas. La gente paseaba tranquila, siguiendo sus interese, sus quehaceres y tareas diarias.

Tantas vidas, tanta gente sin una misión clara en la vida, un objetivo por el que luchar. *suspira* Yo también era así? Me movía por la vida sin saber valorarla? Suerte de los piratas, sinó habría sido todavía más aburrida.

Siguió paseando por las calles de esa ciudad, mirándolo todo con gran curiosidad. Los edificios eran muy diferentes de la Inglaterra del siglo 18. Las gentes vestían diferente, se movían diferente. Todo estaba cambiado. Por suerte era una de las primeras cosas que había aprendido: las cosas cambian, y, cambian rápido. Con excepciones, esta regla se cumplía siempre. Inmerso en esos pensamientos iba cuando sintió un extraño reiatsu. Era diferente al de un Shinigami, y tambien muy diferente del de un Hollow.

Observó su alrededor: se encontraba en un pequeño solar, desolado, con unas vallas de madera que lo delimitaban. A parte solo había un árbol solitario. El suelo de gravilla con pequñas zonas teñidas de verde, por la hierba medio muerta que intentaba brotar. Notaba la presencia muy cerca, quizas en el edificio colindante. Con voz fuerte le dijo:

Muéstrate Quincy, sal de tu escondite, en este solar podemos solucionar los problemas sin herir a nadie.

Las reuniones con el consejo iban algo mejor de lo que en un principio eran, parecía que después de todo al menos publicamente los que no estaban de acuerdo con mi elección cllaban sus opiniones para que los temas a debatir fueran algo más faciles de discutir durante las sesiones.

Le estaba costando algo más de lo que pensaba el acostumbrarse al puesto, allá donde iba las miradas de los miembros de la orden se clavaban en él, posiblemente pensando todavía que su elección era tan solo una distracción para buscar un verdadero lider que valiera para el puesto, y él estaba dispuesto a mostrarles que si eligieron fue por algo.

Poco después de salir de la base quincy encendió un cigarrillo para acompañar a su paseo por la ciudad, a parte de andar para tomar el aire no conocía ningun método que le sirviera como distracción y actividad antiestrés. Tras una larga hora su paseo le llevó hasta las afueras de Karakura, el cielo pese a ser de un color gris oscuro no amenazaba al menos por el momento de dejar caer una tromba de agua sobre la ciudad, pero más que el cielo o las preocupaciones que en ese momento inundaban su cabeza, le llamó la atención un poderoso reiatsu.

No parecía ser maligno, pero no por ello el joven no pensaba dejarlo pasar sin más, paró en seco su marcha y escaneó su entorno para intentar encontrar la fuente de tal magnitud de poder y de esta manera seguirla para descubrir la verdadera naturaleza de dicha fuente.

Finalmente toda su concentración se centró en una sola persona, por las ropas que llevaba parecía ser un shinigami, y no un shinigami cualquiera, sino un capitán ni más ni menos. Aún oculto a su vista hice llamar a mi arco espiritual a la vez que oí que el shinigami parecía dedicarme unas palabras para que me mostrara.

Por un momento pensé que podía ser uno de los renegados a los que buscaba, pero finalmente caí en la cuenta de que posiblemente un renegado no iría anunciando su rnago y presencia porque sí en la ciudad, pese a ello tensé la cuerda del arco y disparé una flecha que no tenía como objetivo impactarle, sino simplemente pasarle cerca del cuerpo, seguidamente salí al descubierto detrás del árbol en el que había permanecido oculto y con la cara cubierta por la capucha dle traje hablé al capitán.

-No tenía entendido que un capitán del Seireitei fuera a andar libremente por mi terreno de guardia hoy, a veces pienso que olvidais los tratados que vosotros mismos escribís, dime shinigami..¿cuales son tus asuntos en Karakura?

Ailann estaba en medio del solar, bajo un cielo gris, tapado por las nubes, que decían que todavía no estaba por llover. Siempre le había gustado la lluvia, ya que en su tierra natal, Londres, llovía cada día, o almenos cuando estaba vivo, solía suceder. Ahora en el mundo humano habían cambiado tantas cosas que ya no sabia si esa verdad era todavía cierta.
En ese ambiente húmedo y frío se encontraba el capitán del comandante esperando, mientras la ultima pregunta que había formulado flotaba en el aire, esperando una respuesta. Se levantó una fría brisa que barrió todo el solar, levantando el polvo del suelo y agitando las hojas del aire, creando un ruido muy característico que termino por llevarse cualquier restos de habla humana.

El capitán del primer escuadrón no tenia prisa. Había salido del Seireitei, solo para pasear por lo que fue su mundo, y no tenía prisa, tenia que encontrarse con sigo mismo otra vez, era una espina clavada que tenia desde hacia 300 años. Un Quincy no le iba a impedir disfrutar de su "día libre", por tanto dentro de lo posible evitaría el combate directo.

Para ser un Quincy, pare que tiene un buen nivel de reiatsu. No tengo ganas de luchar con nadie ahora mismo, solo tengo ganas de seguir mi camino, de encontrar un poco de paz interior, de estar, ni que sea por un día, tranquilo, alejado de las responsabilidades de mi cargo. Estaba impasible con los ojos turquesa cerrados, de pie, muy quieto. Solo el viento agitaba su pelo alrededor de su cabeza. Cuando la brisa termino este también quedo quieto. Por fuera parecía estar muy pasivo pero su mente no dejaba de pensar ni idear planes. Por si acaso el joven Quincy quiere pelea, tengo que estar preparado, hace mucho tiempo que no tengo una pelea real. Espero no estar oxidado, pese a los entrenos intensivos con mi teniente. Veamos que dice.

Tras unos largos minutos, el Quincy decidió hacer su movimiento. Una flecha de reiatsu le pasó cerca, pero no tenia ni la potencia ni la idea de dañarle, sino solo de aviso. Provenía de detrás del árbol. Un joven se movía en dirección a él. Lo observo detenidamente fijándose en los detalles, que, podrían ser vitales de cara a un futuro enfrentamiento: Era mas bajito, mas delgado y menos corpulento que el. La cabeza la mantenía oculta bajo una capucha pero finos cabellos castaños sobresalían. Tenia un arco en sus manos, el mismo que había usado para lanzar la flecha anterior. Por lo demás podría haber sido un estudiante normal, como todos los que había encontrado de camino al solar.

- No tenía entendido que un capitán del Seireitei fuera a andar libremente por mi terreno de guardia hoy, a veces pienso que olvidais los tratados que vosotros mismos escribís, dime shinigami..¿cuales son tus asuntos en Karakura?

Su voz sonaba dura, inexpresiva y con un poco de enojo. Ailann que seguía estudiando su posible rival, adquirió todavía mas datos: ese joven se parecía un poco a el. Revelaba determinación, fuerza y trabajo incansable. También revelaba orgullo. Como el Quincy se había tomado su tiempo para mostrarse, Ailann, un poco rencoroso con al gente poco educada le pagó con la misma moneda, se pasó largos minutos mirándole con los ojos turquesas muy fríamente, sin moverse ni hacer ningún moviente sospechoso hasta que se cansó y le respondió:

- No crees que antes de preguntar nada, quizás deberías presentarte joven maleducado? Empiezas escondiéndote entre las sombras y luego vienes con exigencias, pues creo que esa no es forma de tratar a la gente. Solo para hacer una demostración: Soy Ailann Cole, capitán del primer escuadrón y Comandante del Seireitei, y respecto a mis asuntos, es un tema privado, que no se habla con desconocidos. Seria mucho pedir saber con quien tengo el placer de hablar?

Si no fuera por el rostro de Ailann, duro y muy frio, alguien podría pensar que se trataba de una broma, que se estaba riendo del joven, pero tanto por la cara como el tono denotaban su enfado. No pensaba retratarse ante un desconocido Quincy, ni ante nadie. Ademas como tardase mucho en responder o el tono fuera muy salido de tono, le daria la espalda y seguiría con su camino.

El lider quincy se mantenía firme con su mirada bajo la capucha clavada en el extraño shinigami que tenía delante, no sólo parecía que era bastante poderoso por la energía que desprendía en abundancia, tanto su aspecto físico como su actitud mostraban que era alguien muy curtido, muy poderoso y seguramente muy bien entrenado.

El joven quincy no tençia intención alguna de meterse de lleno en una lucha que podría hacer temblar la débil tregua que habá conseguido mantener el anterior lider de la orden y que por tanto pensaba mantener Riyuu a lo largo de todo su mandato en la orden, pero del mismo modo tampoco podía tolerar que los shinigamis rompieran el tratado del modo que les viniese en gana cuando más les convenga.

El Quincy se comenzó a reir por dentro cuando escuchó la contestación agresiva del que acabó siendo ni más ni menos que el comandante de los shinigamis, el capitán del primer escuadrón y por tanto el lider de los shinigamis de toda la Sociedad de almas. Con un leve giro de muñeca a un lado, el quincy hizo desaparecer el arco de su mano para posteriormente meter ambas manos en los bolsillos del pantalón de su traje y contestar al shinigami, con el mismo tono autoritario que había empelado el comandante.

Asi que..Ailann Cole, comandante de los shinigamis de la sociedad de almas, esto si que es inesperado. Soy Shima Riyuu..lider de los quincy de Karakura. Ahora, y más que antes me permito el derecho de preguntar que hace el lider de los shinigamis caminando tranquilamente por las calles de Karakura sin haber avisado a mi orden con anterioridad..como bien dice en nuestra tregua...

No quería parecer agresivo, pero tampoco podía permitir que los shinigamis incumplieran el tratado de buenas a primeras, no tenía intención alguna de luchar como antes ya había pensado, pero si el comandante se mostraba agresivo, no dudaría en defenderse a sí mismo de cualquier tipo de ataque..

Debido al posteo de ambos participantes me veo obligado a "advertir" a Ailan de que responda en el combate en el periodo de tiempo mas corto posible. Si su respuesta no se presenta en un plazo de dos días [es decir, hasta el Jueves 19 de Noviembre] procedere a dar la victoria a Riyuu por falta de recursos para valorar el combate.

Ailann escuchó atentamente la respuesta del joven encapuchado. Se mantenía firme con una mirada fiera y sin apartarla de su rostro, debajo de aquella capucha. Tardó unos minutos en responderle, y supuso que estaba meditando una respuesta cuidadosa y detallada: la diplomacia era un juego peligroso y un chico tan joven debía ser un poco inexperto en el arte de negociar. Pese a ello las palabras fueron claras y concisas. No esperaba menos del que fuera otro hora una orden que en poder pudiera rivalizar con los Shinigamis en la caza de Hollows.

No le gusto mucho el tono de la respuesta, ya que era en extremo arrogante. Parecía que se estaba burlando de él, de sus habilidades y de su gente. Como si fuera incapaz de pasear por Karakura sin ser devorado o derrotado por un Hollow cualquiera. Era en verdad un grosería por su parte. Ademas no recordaba haber firmado ningún tratado con ellos y menos que no pudieran acceder a Karakura a libre voluntad. Vaya, vaya! Parece ser que el nuevo y joven líder debe hacer valer su autoridad y su poder ante su gente. En verdad se parece a mi cuando ascendí de rango, pero no tengo tiempo para perder debatiendo de política mientras puedo aprovechar mi día libre. Mejor me libro de él y sigo mi camino.

Cuando el Quincy escondió el arco en símbolo de tregua o de paz, vio su oportunidad de salir del escollo sin la necesidad de luchar, un enfrentamiento que habría devastado los alrededores y causado un revuelo tanto en el Seireitei, ya que en caso de lucha, esta no terminaría con ellos, sino que todos los Shinigamis irían a por los Quincys, creando otra nueva guerra mas. Poco a poco su rostro se iba tornando mas duro e inflexible, sus ojos se aceraron, adquiriendo un tono mas azul grisáceo que perforaba al Quincy. Con soltó una frase seca, corta y directa:

- Primero de todo, yo no firme ninguna tregua con tu pueblo, los quincys. Quizás fuera mi antecesor pero no tengo constancia de ello. Segundo no necesito la escolta de ninguno de vosotros para viajar por el mundo humano, creo que mas seria al revés. O eres capaz de ganar a un espada en combate? Y por ultimo decirte que pienso seguir paseando tranquilamente por Karakura, disfrutando de mi día libre, te guste o no. - Como persona no le gustaba lo que estaba diciendo, pero como líder de los Shinigamis no tenia mas opción. En su fuero interno había discutido brevemente su comportamiento a seguir, pero el ultimátum del Quincy no le dejaba alternativa: Debía hacer respetar a los Shinigamis. Si acataba las ordenes de otros, él, el comandante de la SS, si daba el brazo a torcer sería una perdida de poder y de respeto, quizás el inicio del declive. Termino soltando una amenaza: - O vas a impedírmelo por la fuerza?

Lentamente, bajo una mano hacia su zampakutoh, su fiel espada que le había servido durante años. No la agarró todavía, pues el Quincy tenia en sus manos el devenir de los sucesos futuros, tanto como individuo como de raza. Pero estaba listo para reaccionar, evitar, parar o esquivar cualquier ataque y contraatacar. Si tenia que luchar quería una victoria rápida, sin herir a su rival y sin que pudieran llegar refuerzos. Cuando paso la mano cerca del pomo, los espiritus se mostraban agitados:

~ Bien! Bien! Tenemos pelea, tenemos pelea! Has oído Raijin? Por fin podremos volver a luchar unidos! Como en los viejos tiempos!~

~Si! ya era hora, des de que Ailann fue ascendido, hemos tenido pocas luchas de entreno, y menos un combate de verdad! Tengo ganas de poder atacar a alguien, aunque no lo matemos! Venga Ailann liberanos!~

Tuvo que poner todo su empeño en mantenerlos tranquilos, calmados, que sus pensamientos no estorbasen. Esperaba con ansias la respuesta del joven líder, aunque esa agitación era interior, por fuera seguía mostrando ese rostro bello de medio hombre mujer y los ojos con tonos grises calmados y sin aprensión por la batalla.

Debido a la no asistencia del participante Riyuu procedo a dar un plazo máximo de 2 días para su respuesta [es decir, hasta el Miercoles 20 de Enero]. En caso de que siga sin responder, la victoria se le concedera a Ailann por abandono del oponente.